lunes, 12 de noviembre de 2007

Los Mangles.

La gran mayoría de nosotros hemos escuchado o leído en diversas ocasiones los términos “mangle” o “manglar”, pero quizá no tengamos lo suficientemente claro de qué se trata y en dónde radica la importancia de este tema. Para ilustrar mejor mis palabras, permítanme contarles una anécdota ocurrida a una amiga, Bióloga de profesión, en una de las pláticas sobre educación ambiental que ella imparte, donde cierta persona estaba convencida de que un manglar era una huerta de mangos. Esto sin duda nos puede parecer de lo más gracioso, pero para mi es en realidad algo muy preocupante, más aún si agregamos que dicho evento se desarrolló en el puerto de Acapulco con audiencia netamente local.

Los manglares son en realidad comunidades de árboles de las regiones tropicales y subtropicales del mundo, cuyos individuos se encuentran adaptados para soportar diversos gradientes de salinidad, que va del agua dulce de los ríos y arroyos, hasta niveles de casi tres veces la salinidad del mar. Podemos encontrar manglares en muchos sitios a lo largo de la costa de nuestro Estado, pero las comunidades más representativas se localizan en las márgenes de lagunas costeras tales como las de Apozahualco, Chautengo y Tecomate en la Costa Chica, Tres Palos en Acapulco, y Coyuca, Mitla, Nuxco y Potosí en la Costa Grande. Se conocen como “manglares” debido a que los componentes dominantes en estos ecosistemas son árboles conocidos comúnmente como “mangles”, de la misma manera que las comunidades de palmas se llaman palmares, las de encinos encinares, o las de pastos pastizales.

En nuestro Estado existen cuatro tipos distintos de mangles, que son: rojo, blanco, prieto y botoncillo. Todas estas especies se encuentran listadas en la NOM-059-SEMARNAT-2001 bajo la categoría de “Protección Especial”, además de que su preservación, conservación, aprovechamiento sustentable y restauración se hallan regulados por la NOM-022-SEMARNAT-2003, por lo que la tala y deterioro de su hábitat constituyen un grave delito. En lo que sigue de estas líneas intentaré describir de manera breve algunas características relevantes de cada uno de los mangles señalados.

El mangle rojo, también conocido como candelilla, cuyo nombre científico es Rhizophora mangle, sin temor a equivocarme es la especie más conocida de todas las que habitan los manglares. Se trata de un árbol que puede rebasar los 15 m de altura, inconfundible por sus largas y vistosas raíces en forma de zancos que lo mantienen fuertemente asido al fangoso suelo. Otro aspecto a destacar es su fruto, algo parecido a una vaina, color verde, de aproximadamente 15 cm. de largo, que envuelve una semilla germinada y que al caer verticalmente en el lodo, se convierte automáticamente en una pequeña plántula lista para crecer.

El mangle blanco o bobo clasificado como Laguncularia racemosa, carece de estas raíces tan peculiares, sin embargo casi siempre se halla íntimamente asociado con el mangle rojo, por lo que si no se tiene la experiencia necesaria o no se observa adecuadamente, pueden llegar a confundirse. Son árboles que también superan los 15 metros, pero cuyas hojas son casi perfectamente elípticas y opuestas entre sí, presentando un llamativo color rojizo en la porción que articula las hojas con las ramas (pecíolo). Los frutos son algo parecidos a los que produce el almendro (Terminalia catappa), pero mucho más pequeños, pues no miden más de 2.5 cm. de largo.

Por su parte, el mangle prieto, que puede ser conocido también como saladillo y cuyo nombre botánico es Avicennia germinans, es quizá la especie menos abundante y frecuente en las lagunas de nuestro Estado. Quien lo ve, con justa razón diría que éste se debería llamar mangle blanco, pues su follaje es completamente grisáceo, casi blanquecino, no obstante, el nombre le ha sido dado por la coloración bastante oscura de su tallo.

Y por último, el botoncillo, que tiene por nombre científico Conocarpus erectus, es la especie de mangle que crece en la zona más seca de las lagunas, prácticamente en lo que llamamos “tierra firme”, además de encontrársele en playas, colindando con el mar, como es el caso de algunos arbolitos que hemos visto en sitios como Cayaquitos en playas de Papanoa, municipio de Tecpan de Galeana, en la Isla La Roqueta, en Acapulco y en Ixtapa, mpio. de José Azueta. Su principal característica son los frutos esféricos, en forma de botones de alrededor de 1 cm. de diámetro, de color café rojizo y que llegan a formar grandes y llamativos racimos.

En nuestro Estado los manglares están siendo afectados por varios factores, como son la extracción irracional de madera para ser usada en la construcción de cabañas de uso turístico, edificación de viviendas, leña, construcción de cercos, por una incorrecta práctica de la acuacultura y por el vertido de las aguas residuales generadas por los grandes centros de población, las que sin tratamiento alguno arrastran consigo hasta las lagunas costeras toneladas de sedimentos, así como contaminantes biológicos e industriales.

Sin embargo, como en la mayoría de las especies amenazadas de Guerrero, el mayor riesgo que enfrentan los mangles lo constituye la presión ejercida por las empresas desarrolladoras de unidades habitacionales y de grandes proyectos turísticos, gracias a los cuales (y ante la complacencia de algunas autoridades) año tras año se pierden amplias extensiones de manglares, tanto por la tala de sus árboles, como por los rellenos que se realizan en zonas de humedales con tierra y escombros, para ampliar la superficie de construcción y naturalmente, obtener mayores ganancias, aunque tarde o temprano los futuros propietarios de estos inmuebles queden expuestos a inundaciones que pondrán en peligro no sólo su patrimonio, sino incluso sus vidas y las de sus familiares.

Pero Usted se preguntará, ¿qué importancia tienen los mangles para que su afectación sea un delito castigado tan severamente, como el caso de la tan escandalosa destitución del Delegado de la SEMARNAT en Quintana Roo, ocurrida hace apenas unos meses por la presunta autorización de proyectos que han devastado los humedales en aquel Estado (porque en el nuestro “afortunadamente” no existe algún precedente similar).

Existen muchas razones que justifican la lucha por la conservación a los manglares, tantas que no sólo en México, sino a nivel mundial se han promulgado leyes que protegen este tipo de ecosistemas. Entre los servicios ambientales que proporcionan los manglares destacan: 1) la conservación de la biodiversidad, brindando sitios seguros de anidación, reproducción y crianza para la fauna silvestre, terrestre y acuática; 2) la protección de la costa de los efectos dañinos causados por huracanes, al constituir barreras vivas que atenúan la fuerza de estos fenómenos que llegan a causar verdaderos desastres sobre la población humana asentada en la línea costera y 3) la aportación de los nutrimentos necesarios que mantienen la productividad en las aguas costeras y que a su vez se traduce en una mayor abundancia de los productos que se extraen del mar.

Por eso, amigo lector, ahora que ya aprendimos un poco más acerca de esta maravilla natural que posee nuestro Estado, lo invito a difundir este conocimiento, indagar más acerca del tema y por supuesto, a que visite junto a su familia, amigos o alumnos, uno de estos ecosistemas, seguramente habrá uno cerca de su ciudad, conozcan y cuiden juntos a nuestros amigos los mangles. Pero, por favor no olvide llevar además de una buena cámara fotográfica, un mejor repelente para mosquitos, le aseguro que lo necesitará. Hasta pronto.

miércoles, 31 de octubre de 2007

Plantas Amenazadas de la Isla Roqueta


Hace unas semanas tuve la oportunidad de regresar a la Isla Roqueta después de no visitarla por un lapso de ocho años, cuando a lo largo doce meses estuve recorriendo cada fin de semana su irregular y en algunos puntos intransitable superficie, en compañía de Leticia Radilla, mi compañera de Tesis en la Escuela Superior de Ecología Marina.

La razón de tales visitas es que entonces nos encontrábamos colectando muestras de plantas que fueron enviadas a herbarios de la UNAM y CHAPINGO, donde expertos nos ayudaron a conocer su taxonomía, es decir, su nombre científico y la familia a la cual pertenecen.

Aquellos fueron mis primeros pasos en el apasionante mundo de la ecología de la vegetación, que poco tiempo después me condujeron a estudiar un postgrado en la Universidad Autónoma Chapingo, donde tuve la oportunidad de continuar aprendiendo acerca de la vegetación nativa de la región y en particular del municipio de Acapulco.

Pero retomando al tema de La Roqueta, me atrevo a mencionar que esta pequeña fracción de tierra, separada apenas 300 metros de la ciudad de Acapulco, por un pequeño brazo del Océano Pacífico conocido como Canal de Boca Chica en su porción más angosta, frente a la playa de Caletilla, además de contar con una historia muy interesante, al haber sido escondite de piratas, leprosario, polvorín, atractivo turístico, zoológico y objeto de estudios científicos (muy escasos desgraciadamente), es una verdadera maravilla natural, debido a que posee una vegetación en muy buen estado de conservación que constituye un verdadero banco de germoplasma de plantas nativas y el hábitat de un número importante de aves y fauna menor.

De acuerdo a los resultados obtenidos en nuestra investigación, el tipo de vegetación de la isla incluye elementos de selva baja caducifolia, como Plumeria rubra acutifolia (flor de mayo) y Bursera simaruba (mulato) y de la selva mediana subcaducifolia, entre los que destacan: Hymenaea courbaril (guapinol) y Cochlospermum vitifolium (pánicua).

Se menciona además la existencia de 105 especies de plantas nativas pertenecientes a 47 familias, sin embargo el recorrido que en días recientes tuve el gusto de hacer, me permite asegurar sin temor a equivocarme que el número de especies puede alcanzar las 150, dentro de les cuales al menos seis se encuentran listadas dentro de la NOM-059-SEMARNAT-2001 en alguna categoría de riesgo; estas son:

Astronium graveolens palo culebro.
Conocarpus erectus mangle botoncillo.
Mastichodendron capiri capire.
Sapium macrocarpum chilamate.
Spondias radlkoferi cirgüelillo
Tabebuia chrysantha roble de cerro

Además de estos árboles protegidos por la normatividad ambiental mexicana, existe uno más que se halla en las listas de la Convención Internacional para el Comercio de Especies Amenazadas (CITES, por sus siglas en inglés), dicha especie es:

Swetenia humilis zopilote, caobilla.

Desde hace casi una década señalábamos parte de la problemática ambiental de este cuerpo insular, que lejos de disminuir, lamentablemente se ha venido incrementando con el transcurrir de los años, ejerciendo una presión sobre la diversidad biológica local, la cual a veces puede resultar poco perceptible, pero que suele tener efectos de tipo acumulativo e incluso sinérgico sobre el ecosistema. Algunos de los impactos más evidentes que prevalecen en La Roqueta son:

• La operación de restaurantes y servicios turísticos en general sin la existencia de plantas de tratamiento de aguas residuales o trampas de grasas (utilizan insalubres e ineficientes fosas sépticas).
• La carencia de una adecuada recolección y manejo de residuos sólidos (plásticos, metal, vidrio, etc.), inclusive aquellos considerados como peligrosos, pues hemos llegado a observar baterías de las que se emplean para camiones de carga, desechados en los alrededores del faro sin ningún tipo de precaución.
• La introducción de vegetación exótica, en especial el tabachín o acacia (Delonix regia), que presenta un agresivo crecimiento y que ha ido desplazando a la vegetación nativa, especialmente en la zona noreste de la isla, frente a la playa principal.
• La presencia de fauna exótica, como perros, gatos, ratas domésticas y asnos (en especial los últimos), que pueden afectar la propagación de especies de difícil regeneración al consumir sus semillas o plántulas.
























Como guerrerense y acapulqueño por adopción, considero necesario, con carácter de urgente divulgar este tipo de información para que se conozca y valore la riqueza biológica que existe en un sitio tan famoso y a la vez tan ignorado de nuestro municipio, el cual posee un enorme potencial para desarrollar diversas actividades como las que a continuación se mencionan.

• Realización de eventos sobre educación ambiental (exposiciones, foros, concursos, etc.).
• Creación de un jardín botánico.
• Recuperación de áreas degradadas mediante la plantación de especies nativas de la isla.
• Erradicación de las especies de plantas y animales introducidos en la isla, en especial aquellos que se encuentran mezclados con la vegetación nativa.
• Práctica de un verdadero turismo ecológico.
• Investigaciones sobre las especies en alguna categoría de riesgo y otras plantas de importancia ecológica o cultural.
• Realizar estudios que determinen el impacto de las actividades humanas sobre el ecosistema.

viernes, 19 de octubre de 2007

Flora Amenazada de Guerrero: El guayacán


Bienvenidos amigos lectores, continuaremos conociendo algunas de las plantas nativas de Guerrero que se encuentran bajo alguna categoría de riesgo de acuerdo a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT). En esta oportunidad hablaremos de una especie considerada dentro de la categoría de Protección especial, que es conocido localmente como “guayacán”, un hermosísimo árbol cuya distribución en el Estado comprende esencialmente tierras bajas de la vertiente del Océano Pacífico y zonas semiáridas de la cuenca del Balsas.

El “guayacán” se desarrolla sobre terrenos con vegetación de selva baja caducifolia, selva mediana subcaducifolia, así como en terrenos de humedal colindantes con las lagunas y esteros que existen en la franja costera del estado. Personalmente, hemos tenido la oportunidad de observarlo en Troncones (municipio de La Unión), en Ixtapa (Tte. José Azueta), en varias localidades de Petatlán, y en Acapulco, normalmente en sitios asentados sobre la planicie costera, por lo que la mayoría de estos terrenos son planos o con una pendiente muy ligera.

El nombre científico del “guayacán” es Guaiacum coulteri, especie clasificada en la familia Zygophyllaceae, a la que también pertenece la “gobernadora” (Larrea tridentata), planta medicinal que crece de manera silvestre en estados del norte de México y el sur de EUA.

Dentro de las principales características del “guayacán” destaca su lento crecimiento, desarrollando casi siempre un tallo torcido de color claro, un tanto zigzagueante, el cual ramifica desde cerca de la base, por lo que puede confundirse con un arbusto, pero en realidad de trata de un árbol, el cual llega a alcanzar alturas de hasta 10 m. Sus hojas son bastante similares en forma y tamaño a las del árbol de tamarindo (Tamarindus indica), por lo que con frecuencia suelen llegar a confundirse.

No obstante, a diferencia del tamarindo, que es una leguminosa, cuyo fruto es una vaina, el “guayacán” produce pequeñas cápsulas de 2 cm. de ancho, compuesta por 5 lóbulos (especie de gajos), que al madurar se abre y muestra 5 semillas oscuras similares a frijoles, cubiertas por un delgado tejido rojo, conocido bajo el término botánico de arilo.

Este árbol tiene una muy atractiva floración, constituida por numerosas flores pequeñas de un intenso color violeta o morado, motivo por lo que ha sido utilizado como árbol de ornato en varios lugares.

Un ejemplo de ello se localiza en la cabecera municipal de Petatlán, donde varios de estos árboles adornan y proporcionan sombra en las jardineras del parque central, dentro de las áreas verdes del famoso santuario católico dedicado al “Padre Jesús de Petatlán” y en algunas banquetas en los accesos principales a esta pequeña ciudad de la Costa Grande.

En Guerrero, al “guayacán” se le conoce su uso en la medicina tradicional, donde se le ha empleado para tratar padecimientos tales como la tos y la diabetes, e incluso enfermedades de transmisión sexual como la gonorrea.

Debido a la dureza de su madera y su gran resistencia a la humedad así como al ataque de los insectos, la mayoría de los árboles de mayor tamaño fueron talados hace varias décadas para usarse en la fabricación de durmientes para las vías del ferrocarril y para elaborar objetos como ejes de ruedas de carretas.

Antaño, la principal amenaza para la sobrevivencia de esta especie fue el uso indiscriminado de su madera, la cual se destinó mayormente a los fines ya señalados, y a otros como la obtención de leña y la construcción rural. Pero actualmente la pequeña población de “guayacanes” que aún sobrevive en nuestra Entidad en forma principalmente de individuos aislados, se enfrenta a un enemigo sin duda peor, que es la destrucción de las selvas en que crece, lo que se hace con diversos propósitos, destacando la instalación de infraestructura urbana, demandada por el acelerado crecimiento de ciudades como Zihuatanejo, Ixtapa y Acapulco, y aún nuevos polos de desarrollo, como lo es la zona de Troncones y La Saladita, en La Unión, que ante la ausencia de un Plan de Desarrollo Urbano y la falta de atención por parte de las autoridades, está siendo objeto de un verdadero ecocidio provocado para la venta de lotes destinados al establecimiento de residencias adquiridas en su mayoría por estadounidenses para ser utilizadas como casas de descanso.

En este caso nos atreveríamos a hacer una petición muy especial a la gente profesional que se encarga de elaborar los estudios de impacto ambiental, los estudios de cambio de uso del suelo de terrenos forestales y los informes preventivos, para que, una vez identificada la presencia de esta o cualquier especie protegida, sea señalada dentro de tales documentos y por consiguiente, se implementen las medidas necesarias para su conservación; y a las autoridades en la materia, le pedimos que se encarguen de hacer cumplir la normatividad, por el bien de todos.

Se trata de una especie bastante tolerante al manejo y a las podas, por lo que el “guayacán” posee un gran potencial para ser reproducido en viveros sin mayor dificultad y empleársele como planta de ornato, para ocupar el lugar de los tan populares y poco benéficos “ficus” o los “laureles de la India” que abundan en casi todas las plazas públicas y áreas verdes urbanas de las ciudades, no sólo en el estado de Guerrero, sino en casi toda la República Mexicana.

Otra alternativa para el aprovechamiento sostenible de esta especie podría ser la producción de bonsáis, aprovechando la lentitud de su crecimiento, así como la capacidad de tolerar podas frecuentes.

Por ahora me despido, esperando que hayamos conocido o aprendido algo adicional acerca de uno más de los árboles del Estado de Guerrero, a los que nuestras equivocadas acciones u omisiones han colocado en las listas rojas de las especies en riesgo de desaparecer. Gracias y hasta la próxima.

sábado, 13 de octubre de 2007

Diversidad Vegetal de Guerrero en Riesgo de Extinción

Por: M.C. Roberto Otero Zaragoza

Guerrero es uno de los Estados más importantes en lo que se refiere a su riqueza florística, ya que posee por lo menos 6000 especies de plantas, cifra que equivale a aproximadamente una quinta parte de las que se han estimado en el País, motivo por el cual está considerado como una de las Entidades con mayor diversidad biológica, junto a Oaxaca, Chiapas y Veracruz. Sin embargo, en la actualidad este valioso patrimonio natural se encuentra seriamente comprometido a causa de diversos factores de origen antrópico.

Algunas de las actividades que están deteriorando en mayor grado la diversidad vegetal en el Estado de Guerrero hoy en día son.

a) Tala inmoderada de los bosques y selvas para el aprovechamiento de madera, combustible (leña y carbón) y materiales para construcción.
b) Acelerado crecimiento de zonas urbanas como Acapulco, Ixtapa, Zihuatanejo y Chilpancingo, fenómeno que afecta año tras año amplias extensiones de vegetación, principalmente de selva baja caducifolia y selva mediana sub-caducifolia, así como terrenos de humedales.
c) Incendios forestales, primordialmente en terrenos dedicados a la ganadería extensiva y a la agricultura de temporal, originados casi siempre por el descuido de quienes practican actividades de roza, tumba y quema; generando verdaderas catástrofes ambientales y en ocasiones llegando a poner en riesgo también a la población humana.
d) Expansión de la frontera agrícola para la introducción de cultivos altamente demandantes de agroquímicos, en particular el mango en la zona costera del Estado, especialmente dentro de los municipios de Tecpan de Galeana y Petatlán.

A nivel federal, las instituciones gubernamentales que se encargan de proteger la biodiversidad y castigar los delitos ambientales son la SEMARNAT y la PROFEPA. El país cuenta además con legislación ambiental, como la Ley General para el Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LGEEPA), la Ley General de Vida Silvestre (LGVS) y la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable (LGDFS), todas ellas con sus respectivos Reglamentos y Normas.

En esta oportunidad citaremos a la NOM-059-SEMARNAT-2001 “Protección ambiental-Especies nativas de México de Flora y Fauna silvestres-Categorías de riesgo y Especificaciones para su Inclusión, Exclusión o Cambio-Lista de especies en Riesgo”, norma oficial en la cual se han establecido cuatro categorías de riesgo, que son:

a) Probablemente extinta del medio silvestre.
b) En peligro de extinción.
c) Amenazada.
d) Sujeta a protección especial.

Esta norma presenta un listado de las especies de plantas y animales silvestres del País incluidas dentro de cualquiera de las categorías de riesgo arriba mencionadas. En el siguiente cuadro se muestran algunas especies arbóreas y arbustivas nativas del Estado de Guerrero sujetas a protección legal.

Algunos árboles y arbustos en categoría de riesgo nativos de Guerrero:
Abies guatemalensis P
Guaiacum coulteri Pr
Acosmium panamense A
Laguncularia racemosa Pr
Astronium graveolens A
Licania arborea A
Avicennia germinans Pr
Magnolia grandiflora A
Bravaisia integerrima A
Mastichodendron capiri A
Chiranthodendron pentadactylon
A Orbygnia guacoyule Pr
Conocarpus erectus Pr
Peltogyne mexicana A
Cryosophilla nana A
Rhizophora mangle Pr
Cupressus lusitanica Pr
Sapium macrocarpum A
Dalbergia granadillo P
Spondias radlkoferi A
Dicksonia gigantea Pr
Tabebuia chrysantha A
Erythrina coralloides A
Tabebuia palmeri A
Fouquieria leonilae Pr
Zamia loddigesii A


Simbología: P= En Peligro de extinción. A = Amenazada. Pr = Sujeta a Protección Especial.

Sin embargo, cuando alguien escasa o nulamente familiarizado con la nomenclatura científica tiene el interés y la posibilidad de consultar dicha norma –disponible en internet–, con la intención de conocer cuales especies se encuentran protegidas legalmente, encontrará un listado de nombres científicos que le dejan en total incertidumbre, porque, si bien algunas especies incluyen nombres comunes, casi todos ellos difieren de los que utilizamos en la región.

Por lo anterior, a partir del siguiente artículo nos ocuparemos de dar a conocer de manera sencilla y comprensible para el público en general, algunas especies de árboles y arbustos nativos de Guerrero listados dentro de dicha norma oficial mexicana, incluyendo información tal como: nombre científico, familia, nombres comunes regionales, principales usos, hábitat, fotografías con sus rasgos más representativos y una descripción con sus características botánicas más relevantes.

El principal interés es tratar de difundir nuestro conocimiento adquirido durante las investigaciones realizadas acerca de la flora regional, así como la experiencia como consultor ambiental, para que tanto los habitantes de las zonas rurales, estudiantes de ciencias ambientales, autoridades encargadas de la protección ambiental, profesionistas dedicados a la elaboración de estudios de impacto ambiental y de cambio de uso del suelo, entre otros, cuenten con la información básica necesaria que permita implementar acciones que contribuyan a la conservación de las especies amenazadas y que gradualmente promuevan la recuperación de sus poblaciones.

Finalmente, y sin el afán de parecer miembro activo de una organización ecologista a través de cuyas venas circulan torrentes de savia, debemos recordar que a pesar de que en este escrito hemos hecho referencia exclusivamente a la diversidad vegetal, todos sabemos la vital importancia de las selvas y los bosques para la captación de agua, generación de oxígeno, regulación del clima, captura de carbono, mantenimiento de la vida silvestre, control de la erosión y como fuente de productos necesarios para el hombre. Razones más que suficientes para colaborar en cualquiera que sea el papel que nos toque desempeñar en la conservación y el manejo sostenible de los recursos naturales.

sábado, 6 de octubre de 2007

Árboles Nativos en Riesgo I: Palo morado y palo culebro


Por: M.C. Roberto Otero Zaragoza.

Como punto de partida de lo que pretendemos sea una pequeña sucesión de artículos, en los cuales podamos recorrer virtualmente nuestra geografía estatal y conocer algunos de los árboles nativos que se encuentran en riesgo de desaparecer, hemos elegido un par de especies arbóreas que crecen en ecosistemas de selva mediana subcaducifolia del estado de Guerrero, que son conocidas localmente como: “palo morado” y “palo culebro”.

Quiero evitar omitir mencionar que esta serie de árboles son los que “oficialmente” se les ha asignado una categoría de riesgo de acuerdo a la NOM-059-SEMARNAT-2001, pero en artículos posteriores citaré otras especies de nuestros árboles que, si bien a nivel federal no se hallan listadas en dicha norma oficial, dentro del ámbito estatal sus poblaciones se hallan seriamente disminuidas, por lo que considero necesario darlas a conocer, para que en un proyecto no muy lejano, puedan ¿por qué no? ser incluidas en una legislación local y podamos implementar acciones que ayuden a salvarlas de la extinción.

Iniciemos con el “palo morado”, es un extraordinario árbol cuya distribución se ha documentado para los municipios de Acapulco de Juárez y Juan R. Escudero (Tierra Colorada), aunque cubre algunas pequeñas áreas al sur del municipio de Chilpancingo.

El nombre científico del “palo morado” es Peltogyne mexicana y pertenece a la familia de las leguminosas, por lo tanto es un pariente cercano de árboles muy conocidos por la mayoría de las personas de la región, como el tabachín, la parota y el guapinol, esta última una especie bastante similar por la forma de sus hojas.

La principal característica de Peltogyne mexicana lo constituye el color morado intenso de lo que se conoce comúnmente como el corazón del árbol (duramen), lo que explica evidentemente su nombre común. Esta propiedad, así como la finura del grano de su madera, de suave aserrío, lo hace muy atractivo para la elaboración de muebles finos y artesanías, actividad que se desarrolla principalmente en algunas localidades del municipio de Juan R. Escudero.

El “palo morado” crece principalmente en los alrededores de las bahías de Acapulco y Puerto Marqués, sobre sitios de fuerte pendiente, así como en las numerosas cañadas de terrenos ubicados en sitios como Las Brisas, Punta Diamante y La Cima, donde suele formar pequeños bosques, asociándose con otros árboles característicos de la selva mediana subcaducifolia, como el guapinol (Hymenaea courbaril), la pánicua (Cochlospermum vitifolium) y el palo culebro (Astronium graveolens).

Se le encuentra también en otras zonas, en tierras muy accidentadas y rocosas situadas dentro de la cuenca de los Ríos Papagayo y Omitlán, en localidades de los ejidos de Tierra Colorada, Omitlán y La Palma, así como en Acahuizotla, municipio de Chilpancingo.

El “palo culebro”, por su parte, se encuentra clasificado dentro de la familia de las Anacardiáceas, a la que también pertenecen árboles como el cirgüelo (Spondias purpurea), el marañón (Anacardium occidentale) y el mango (Mangifera indica).

Se trata de un hermoso árbol de tallo recto y cilíndrico caracterizado por las manchas blanquecinas que quedan sobre su tronco al desprenderse numerosas placas pequeñas de corteza en forma de concha.

Como se mencionó con anterioridad, el “palo culebro” se desarrolla de forma natural en la selva mediana subcaducifolia, aunque tiene una distribución más amplia y una población más abundante que el primero; de hecho, es posible observarlo en las márgenes de ríos y arroyos, formando parte de lo que se conoce como vegetación de galería así como en áreas de transición entre diferentes tipos de vegetación, principalmente de la selva mediana subcaducifolia a la selva baja caducifolia.

El “palo culebro” no se encuentra sujeto de aprovechamiento comercial en la región, a pesar de que en el ámbito internacional su pesada y vistosa madera goza de muy buena reputación, reconociéndose su uso para la fabricación de duelas, muebles finos, decoración de interiores, elaboración de artículos torneados, artesanías para exportación, entre otros.

En la actualidad, las poblaciones de ambas especies se encuentran amenazadas, principalmente como resultado de la deforestación provocada por el desarrollo de diversas obras, en especial residencias y condominios de lujo, la gran mayoría de los cuales no contemplan dentro de sus proyectos constructivos y mucho menos dentro de sus presupuestos, la conservación de la vegetación nativa.

Por lo que hemos señalado a lo largo de este escrito, podemos afirmar que si bien, tanto el “palo culebro” como el “palo morado” deben ser protegidos por las autoridades ambientales, el caso de la segunda especie es aún más crítico, pues al tratarse de un árbol con una distribución natural más restringida, existir una gran codicia por muchos de los terrenos donde se desarrolla para cambiar el uso del suelo, y por si fuera poco, el factor de un aprovechamiento maderable irregular, podemos asegurar que si no se toman medidas urgentes para revertir estas situaciones, en pocos años el “palo morado” será una especie en serio peligro de extinción.

Una alternativa viable, al menos en Acapulco, donde el problema para esta especie lo consideramos más severo, lo constituye la adopción de propuestas constructivas basadas en una Arquitectura Ambiental, en donde se aprovechen elementos del paisaje natural, tales como cañadas, rocas y, por supuesto los árboles nativos, conservándolos en su sitio y/o incorporándolos en sus proyectos, idea que además de ayudar a la conservación de la naturaleza, proporcionará una mayor plusvalía a este tipo de desarrollos, los cuales podrían entonces ser enfocados hacia un mercado más exclusivo, con las ventajas económicas que ello implica.

Para concluir, reiteramos que nuestra finalidad al escribir estos artículos es hacer que este tipo de información esté disponible y sea comprendida por un amplio sector de la población y no se limite a unas cuantas personas, porque en la medida que conozcamos nuestros recursos naturales, aprenderemos a valorarlos y estaremos en posibilidades de tomar medidas para su conservación, con el fin de que las generaciones venideras tengan el privilegio de disfrutar de ellos al igual que lo hemos tenido nosotros.